Y vuesa merced, ¿dónde camina?
Yo, señor -respondió el caballero- voy a Granada,
que es mi patria.
¡Y buena patria! -replicó don Quijote.

domingo, 28 de abril de 2013

Presentación


DESDE PLAZA NUEVA nace con vocación de punto de encuentro con amigos de ahora y de antes para disfrutar de la amistad renovada y de Granada, ciudad que por capricho de la Naturaleza y la Historia goza de un encanto singular reconocido a través de todas las épocas. Granada, en palabras de Marino Antequera, es ciudad de arte cuyo nombre tiene un puesto en la inteligencia y el corazón de todo hombre civilizado.
Para encontrarse con los amigos y disfrutar juntos Granada el lugar más idóneo de partida es DESDE PLAZA NUEVA, pues aparte la razón sentimental de haber nacido y crecido en ella quien ideó este espacio, esta plaza ha sido centro neurálgico de la ciudad en todo tiempo. Plaza Nueva es museo abierto del arte árabe, cristiano y renacentista. A ella llegan o de ella parten las calles que conducen al Albayzin, la Alhambra y la ciudad moderna. En ella se dieron cita sus habitantes para actos religiosos, políticos, militares, judiciales y lúdicos.
Plaza Nueva es un lugar abierto, donde confluyen los aires de la antigua Alcazaba Cadima, la Alhambra, y el río Darro, y desde ella se abren hacia toda la ciudad antigua y moderna. Por ello DESDE PLAZA NUEVA pretende ser un lugar abierto a todos y cerrado a nadie, sin más límites que el respeto a la ley, la libertad y la verdad.

¿Demócratas o Charlatanes?


Que estamos en crisis y hay un deseo generalizado de salir de ella es una obviedad. Y aunque es cierto que hay responsables que nos han conducido a esta situación y sería justo exigirles responsabilidad, no se sale del problema si además no se extirpa el virus que lo motivó, es necesario analizar el medio en que se instaló y contaminó.No conviene dejar que sea el tiempo el que ponga las cosas en su sitio; y es urgente actuar, porque son demasiados los que la están sufriendo y, lo que es peor, sufriendo sin esperanza.
Es necesario conocer las causas de nuestros males para excluir de la política a incapaces y malintencionados, pues el mal de este tiempo parece el mismo que ya denunció Shakespeare a principio del siglo XVII para el suyo: “los locos guían a los ciegos”.
Contemplo la sociedad que vivimos y pienso que la causa fundamental de la crisis que nos azota está en la quiebra de la democracia. Y es que a fuerza de ser ciegos hemos entregado la gestión de la cosa pública a los locos –dicho sea en términos shakespearianos-, quienes han convertido la política en una especie de religión de la que más que sacerdotes actúan a modo de fariseos e inquisidores.
La democracia, desde el mundo clásico donde nace, es VIVIR EN LIBERTAD EN EL MARCO DE LA LEY. Así se consagra en la vigente Constitución, que pretende “establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran.......... y garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.” Insisto, ya lo dijeron los griegos de forma más sencilla, democracia es vivir en libertad en el marco de la Ley. Sólo puede haber democracia donde hay libertad y se cumple la ley. Y para avanzar en el argumento de que la crisis se origina en la quiebra de la democracia es preciso volver a repetir que la libertad no puede sustentarse en la mentira.
En defensa de la libertad se han hecho revoluciones y el hombre ha progresado en la historia. El descubrimiento de la verdad y el conocimiento del error es la meta de la ciencia y el triunfo de la cultura.
La verdad es básica para la libertad, y el político que miente, aparte no defender la libertad y atacar la democracia, infringe el deber de lealtad que tiene todo gestor de asuntos ajenos. Harry G. Frankfurt en su libro “Sobre la Verdad”, breve ensayo sobre la manipulación de la verdad, define a los “charlatanes” como impostores y farsantes que cuando hablan sólo pretenden manipular las opiniones y las actitudes de las personas que les escuchan, siendo su máxima preocupación que lo que dicen logre el objetivo de manipular a su audiencia, y por ello les resulta indiferente que sea verdadero o falso lo que dicen. Por ello considera de suma importancia la honestidad y la claridad a la hora de explicar los hechos, pues una sociedad que de forma imprudente y obstinada se muestra negligente e indiferente ante una información no veraz está abocada a la decadencia.
Reconozco que descubrir la verdad en los tiempos que corren es bastante difícil, pero ya sería todo un éxito que quienes tengan los ojos ciegos a la verdad los tengan lúcidos ante la mentira, pues, como dijo Piet Hein, el camino hacia la sabiduría es fácil y sencillo de expresar: “equivocarse y equivocarse y equivocarse una y otra vez, pero cada vez menos y menos y menos”.
¿Hemos encomendado la gestión de los intereses generales a personas veraces, preparadas y honestas, o a indocumentados que tan sólo pueden aspirar a ser charlatanes?
Aún admitiendo que a esta situación nos hayan conducido charlatanes o locos shakespearianos no puede perderse de vista que fuimos los ciegos los que les elegimos y por ello, para no entrar en debates inútiles, hemos de reconocer que culpables de la crisis somos todos, unos por charlatanes o locos, otros por ciegos, otros por mudos y algunos por buitres que necesitan la carroña para alimentarse. Si somos conscientes de ello podremos cambiar la actitud y adentrándonos en el camino de la democracia – libertad en el marco de la ley- empezar a salir de la crisis.
No se puede salir de la crisis sin el concurso de la buena gente. Es preocupante ver cómo se está manipulando la calle utilizándola en una lucha política innoble. Siendo cierto que la ceguera del votante sencillo es fuente de nuestros males actuales, también lo es la debilidad e inhibición de quienes no reaccionan porque los problemas no les afectan. Fue profético Martin Luther King cuando dijo que tendríamos que arrepentirnos no tanto de las malas acciones de la gente perversa, como del pasmoso silencio de la gente buena.
No se entiende el silencio del poder judicial. Ese sí que es un poder, cuya actividad o pasividad debiera analizarse en profundidad para comprender un poco más la crisis económica y de la democracia. A los jueces convendría recordarles que son los únicos que en democracia no son libres, pues son esclavos de la Ley, y a cambio son, o debieran ser, independientes e inamovibles. Se dijo un día en este país: “Montesquieu ha muerto”; no es cierto, lo mataron a propósito, sin que quienes tenían la obligación de defenderlo lo defendieran. Ahí se cometió el primer gran crimen contra la democracia.
No se entiende el silencio de la Universidad. Tristeza se siente cuando se la contempla a la luz de lo que para Edward W. Said, Premio Príncipe de Asturias a la Concordia 2002, debía ser la actividad del intelectual. Este pensador palestino dice en “Representaciones del intelectual” que el objetivo de la actividad intelectual es hacer progresar la libertad y el conocimiento, y en torno a ello debe girar fundamentalmente la vida del intelectual, que no es un funcionario ni un empleado entregado a los objetivos políticos de un gobierno o corporación importante, o ni siquiera de un gremio de profesionales de igual parecer. Hay silencios incomprensibles en momentos como el actual y de los más incomprensibles el de la Universidad. Denunció Huxley en “Un mundo feliz” que la verdad es una amenaza y la ciencia un peligro. Si la “intelectualidad” calla por no molestar malo, si calla por que ve como verdad una mentira, que también puede ser, peor.
No hay democracia donde no hay prensa libre. Si la democracia sólo puede darse en un medio de libertad, iluminada en la verdad, o al menos no oscurecida por la mentira, y protegida por la ley, qué pensar de nuestra prensa. La mentira y la ocultación de la verdad son el pecado más grave que puede cometer quien es profesional de la información, aparte constituir una lesión a los derechos de los españoles, que tienen en el artículo 20 de la Constitución el derecho a una información veraz. Por ello el profesional de la prensa que tergiversa la verdad, o se pone al servicio de los charlatanes, incurre en responsabilidad social y colabora a la quiebra de la democracia. Con qué facilidad se nos vende la mentira embalada en papel de morbosos colorines, pues en primera y última instancia se trata de vender y dejar satisfecho al poderoso, o al menos no incomodarle inútilmente. Si hay voluntad de salir cuanto antes de la crisis la prensa debiera analizar cómo ha podido colaborar, aunque sea de forma inconsciente, a la quiebra de la democracia, bien por acción u omisión. Conviene no llamar tolerancia a la inhibición.
Y hablando de crisis no podemos olvidar la aportación de los agentes del sistema financiero a la situación actual. Evidentemente lo económico es un aspecto más de la crisis global que padecemos, y me atrevería a decir, pese a que algunos se puedan escandalizar, que no el más importante, sino una consecuencia de la crisis de valores que padecemos desde que alguien desde un gobierno dijo que España era uno de los países donde más fácil era hacerse rico; a partir de entonces se adora a San Dinero como dios de la nueva religión en que han convertido la política.
La banca no es la causante de la crisis, aunque si colaboradora necesaria con los políticos y por ello también responsable. Profundizar en la responsabilidad de la Banca haría en exceso largo este artículo, pero conviene dejar fijados unos cuantos datos.
Aunque el poder político siempre ha tenido influencia en las entidades bancarias, el aterrizaje de políticos y sindicalistas en las Cajas de Ahorros, sin más méritos que la pertenencia o simpatía a un partido o afiliación a un sindicato, y sin haberse valorado su capacitación para administrar tan importantes entidades, ha originado la quiebra de estas sólidas instituciones, que de ser “bancos de pobres con ahorros” las convirtieron en “bancos para ricos con trampas”. Lo que se denominó democratización de Organos Rectores de las Cajas no pasó de ser politización, con desprofesionalización y destecnificación de no pocos profesionales, lo que en un mundo como el actual es un suicidio. En política de asignación de recursos dinero necesario para empresas en dificultad se destinó a empresas sin viabilidad alguna, sin más pretensión que posponer en el tiempo el cierre de las mismas, por que así interesaba a los balances de las propias entidades.
Convendría comprender por qué quienes son responsables de haber llevado las Cajas a tan crítica situación hoy sigan rigiendo las entidades que las absorbieron o fusionaron; ¿acaso quien demuestra incapacidad para administrar cien está capacitado para gestionar mil? Y nos podemos preguntar cómo es posible que quienes daban ruedas de prensa hace dos días informando de importantes beneficios ahora soliciten importantes ayudas para salir adelante a costa de todos. ¿Acaso la contabilidad de ser un instrumento técnico para obtener la radiografía clara de la salud económica de las empresas se ha convertido en un arte para presentar la realidad luminosamente opaca?
Pienso que la crisis es global y no sólo económica, por ello es preciso hacer un análisis serio. Considero que no saldremos de la crisis si no se restaura la democracia, si es que alguna vez estuvo instaurada. De lo que no tengo duda es que una sociedad en la que no se respeta la ley, la libertad y la verdad además de enferma es una sociedad perversa para sí misma, en cuanto permite el protagonismo de charlatanes, indocumentados y locos.
¿Demócratas o charlatanes? Charlatanes e indocumentados, con el permiso y benevolencia de una sociedad de ciegos, mudos y aprovechados. ¿Hasta cuando?

MIGUEL SANCHEZ PEINADO